martes, 20 de diciembre de 2011

LAS COSAS IMPORTANTES SE APRENDEN EN 1º BÁSICO





DISCURSO A LOS IVº MEDIOS 2011

Esta mañana me acerqué al invernadero del colegio para elegir una planta que fuese un signo de lo que quería expresar en la graduación de los alumnos de IVº medio.
¡Qué cosa tan extraña es la naturaleza! Sembramos semillas en el almácigo y esperamos pacientemente. Luego las raíces descienden en la tierra, mientras que la plantita sube, crece, elevándose hacia el cielo.


Se dan como dos movimientos: uno hacia abajo y otro hacia arriba; cuanto más abajo las raíces, tanto más arriba la planta. ¡Y nadie sabe cómo y por qué!
Para que una planta crezca bien tiene que ser así: raíces hacia abajo, tronco y ramas hacia arriba. También la naturaleza del hombre debe ser así. Nosotros somos así; ustedes alumnos de IVº medio son así.


Ojalá que la semilla sembrada en este colegio hace doce años haya echado raíces vigorosas y fuertes que ganen cada vez más terreno en la profundidad de su corazón. Para que la planta - el tronco y los ramos, lo que ustedes serán después en la vida - pueda crecer hacia arriba, sea hermosa a la vista de todos y con abundantes frutos para la sociedad, el país y la iglesia.
Ustedes echaron sus raíces aquí en este colegio, la planta seguirá creciendo allá afuera. Pero lo que les ayudará a vivir mejor son las raíces desarrolladas en la familia y en el colegio.
¿Se dan cuenta que las cosas más importantes para crecer bien como personas las han aprendido en 1º básico? Y no me refiero sólo al leer, escribir, calcular. Hay otras fundamentales que han sido sembradas en 1º básico. Voy a recordar algunas:

1. Compartirlo todo
2. No pegar a nadie
3. No hacer trampas
4. Rezar con el corazón
5. Cantar a voz en cuello
6. Escuchar atentamente
7. Ser laborioso siempre
8. Hacerlo siempre bien
9. Decir “lo siento”
10. Poner en orden
11. Limpiar donde has ensuciado
12. Lavarte las manos antes de comer
13. Cerrar la llave del agua y apagar la luz
14. Ser puntual
15. Estar siempre cerca de los compañeros (agarrarse de la mano)
16. Saber maravillarse

No olviden que las primeras cosas aprendidas son las más importante de de la vida. Porque esconden las actitudes fundamentales para la vida… Cada una de esas cosas que acabo de mencionar, aprendidas en los primeros años de colegio (y en la familia), han sido como semillas para profundas raíces que permiten ahora y en futuro ver una hermosa planta.


Incluso para construir un Chile más justo y equitativo resulta esencial aquello que han aprendido en los primeros año de básica. Por ejemplo, ¿qué les parece si tuviésemos un Gobierno que se empeñase a poner en orden de verdad aquellos que está desarreglado? ¿O que se dedicase a escuchar atentamente a la gente? Un buen Gobierno debería dedicarse, por ejemplo, a limpiar donde ha ensuciado, a promover el compartir entre todos, a decir lo siento …


Ustedes están llamados a construir un Chile mejor, más justo y equitativo. No olviden, entonces, ahondar bien las raíces en su corazón, aquellas que les enseñaron en 1º básico. ¡Basta con eso! Lo que han aprendido en IVº medio les servirá para la universidad, pero lo que aprendieron en los primeros años, les servirá para la vida. Y, por último: no sean fotocopia de lo que encuentran afuera. ¡Hay demasiadas copias malas por ahí! Y cuando estén afuera en el mundo, recuerden de estar siempre cerca de los compañeros… agarrados de la mano como en 1º básico.


p. Franco Zago Da Re, rector

lunes, 12 de diciembre de 2011

PREVENIR ES ACOMPAÑAR

Desde finales de octubre, cada semana hemos tenido importantes y hermosos eventos de carácter religioso, signo de la vitalidad pastoral del colegio: la ordenación de dos diáconos josefinos, Jesús Castillo y Stalin Rafael Mora; cuatro jornadas de retiro para apoderados y para alumnos confirmandos y en catequesis; luego, las confirmaciones de 68 estudiantes y 8 apoderados; tres domingos sucesivos de primeras comuniones; la misa de envío de los IVos medio y la de acción de gracias de los 8os básico; y por último, como cierre de las celebraciones y del mes de María, la peregrinación al Cerro San Cristóbal para honrar a nuestra Madre, dando gracias al Señor por el año escolar. A todos nos impresionó esa larga caminata de unas 1.500 personas de la comunidad escolar y de apoderados (cada vez más numerosos), que, como una cinta sinuosa, adornó con sus colores el camino de subida al cerro y el santuario al aire libre de la Virgen. Fue bonito ver especialmente a los alumnos mayores participar con fervor en los rezos y en la escucha de la Palabra. ¡Estas manifestaciones externas, al fin y al cabo, nos reconfortan ante la poca influencia sobre los jóvenes que tiene hoy en día la religión y la Iglesia!


Con todo, nos queda la permanente tarea de fortalecer la espiritualidad en los alumnos, más allá de los eventos celebrativos, de los varios momentos religiosos que ritman el año escolar o de las misas de los sábados. Según crece la edad de los alumnos, que van dejando atrás la espontaneidad receptiva de la niñez, va disminuyendo aparentemente en ellos la dimensión espiritual. En efecto, en los primeros años se observa una participación activa, entusiasta y festiva de los pequeños en todo lo que se propone, en particular a nivel religioso; tanto que nos hace confiar en que se está sembrando muy bien. Sin embargo, cuando llega la adolescencia, muchos ya pierden el fervor participativo; incluso, durante la preparación a la primera comunión, van asomando en sus mentes o en sus comportamientos las primeras crisis religiosas.

Sabemos que la adolescencia es una época difícil, y lo es también en lo religioso. Empiezan las dudas de fe, producto de la falta de comprensión de ciertas verdades religiosas; o de la decepción que ellos experimentan cuando ven que la religión y la Iglesia no satisfacen sus exigencias; o por comprobar que su fe, todavía “mágica” y poco razonada, ya no obtiene de Dios lo que piden y, por ende, no es tan necesaria. En algunos casos intuimos que el alejamiento de lo religioso se debe al vacío afectivo del joven (¡es difícil creer en un Dios Amor, cuando uno no se siente amado lo suficiente!); o es producto del no encontrar sentido a la vida. También influye el miedo a lo que digan y la falta de personalidad: dado el clima social poco favorable a la práctica religiosa, les es difícil a los adolescentes luchar contra corriente y mantener una fe cristalina, faltándoles el valor para defenderla o manifestarla públicamente. Una de las causas es también la flojera, junto con la predominancia de otros intereses inmediatos y materialistas, porque les cuesta frecuentar la Iglesia, participar en la misa los domingos, rezar antes de acostarse. Ante todo lo relacionado con la religión les entra una gran desidia, que con el tiempo se trasforma en completo abandono. Por otra parte, al despertar de la pubertad, se les hace difícil mantenerse fieles a ciertas normas morales; por ello no aceptan a la Iglesia y la ley de Cristo, que con frecuencia les llega totalmente deformada, especialmente en lo referente a la vida sexual, porque ignoran los aspectos positivos de la moral cristiana y la ven tan sólo como un conjunto de prohibiciones. Si añadimos que sus lecturas, la frecuencia en el uso y disfrute de las redes sociales, sus contactos con determinados compañeros, el ambiente general de nuestra sociedad y el mismo proceso de maduración, les plantean serios problemas, cuando tratan de armonizar sus concepciones religiosas (no siempre actualizadas) con sus conocimientos y experiencias juveniles.

Mientras algunos logran interiorizar su fe, experimentando a Dios presente en sus vidas y respondiendo con una conducta en la que la oración está presente y/o el empeño pastoral los compromete (¡alrededor de 50 alumnos de 8º básico quieren ser catequistas!), otros, más que perder totalmente la fe, simplemente dejan de practicar. Todo esto les lleva a alejarse poco a poco de Dios, de quien, en el mejor de los casos, siguen temiendo su desaprobación y, a la vez, valoran su misericordia y su poder de perdonar.


¿Cómo PREVENIR, entonces, desde la familia y la escuela el alejamiento de lo religioso?


Por una parte, el Liceo, fiel a su meta de “formar jóvenes históricamente ubicados y cristianamente inspirados”, no sólo se esmera en darles una “educación en valores” (cosa que se encuentra en muchos otros colegios), sino en multiplicar las ocasiones y las oportunidades para que puedan profundizar su fe, a través de iniciativas y propuestas pastorales.


Por otra, hay que reconocer que muchas de nuestras familias colaboran bien poco o nada con la educación religiosa de los hijos. Nos da la impresión que en esto no tenemos siempre la colaboración que esperaríamos de las familias, que, sin embargo, se declaran a favor de todo lo que el colegio “católico” ofrece. Claro que se trata solamente de un porcentaje, porque hay otros padres que se esfuerzan en secundar las propuestas religiosas del colegio, en acompañar con diligencia a los hijos durante el proceso de catequesis, en llevarlos a misa los domingos (¡la práctica religiosa por excelencia, la más eficaz para mantener viva la fe!) y en motivarlos para que recen por las noches o rezar con ellos en casa.


Sería lamentable decir de nuestros apoderados lo mismo que hemos dicho de los alumnos: ¡por X motivos se han alejado poco a poco de lo religioso! Al final del año que lleva por lema “en la familia y en la escuela PREVENIR es amar”, es bueno recordar que también en la dimensión espiritual y religiosa tiene mucha importancia la prevención. En este caso, “prevenir es acompañar”, acompañar a los hijos en el crecimiento de la fe, en cualquier momento de las etapas evolutivas, pero en particular en la de la adolescencia.


El tiempo de Navidad es propicio para retomar la sensibilidad religiosa, acercarse a la iglesia, reafirmando junto con toda la familia la fe en el Dios hecho hombre.

p. Franco Zago, rector

miércoles, 5 de octubre de 2011

CIRCULAR Nº6


Estimados Padres y Apoderados:


Junto con saludarlos, quiero compartir con ustedes unas reflexiones sobre lo que estamos viviendo en educación; y por mayor claridad voy a recurrir a un esquema clásico: ver, juzgar y actuar.


VER


Estamos viendo y algunos también sufriendo: estudiantes movilizados por demandas de educación de calidad y equidad, manifestaciones masivas con presencia incluso de adultos y familias, actitudes sorprendentemente cívicas, expresiones creativas; pero también escuelas y universidades tomadas, destrozos en las instalaciones, ausentismo de clase, disturbios callejeros, violencia, robos y saqueos…

De igual forma en nuestro colegio hemos visto: asambleas de ciclos bien coordinadas, debates críticos y respetuosos entre los alumnos, participación responsable a las marchas, integración solidaria de alumnos de colegios en toma; pero también aumento considerable de inasistencia a clase y profesores que no podían avanzar con el programa por tener salas de clases diezmadas.


JUZGAR


El malestar relacionado con la educación, que brotó de manera virulenta hace cinco meses, ha generado posiciones encontradas. Pero no podemos soslayar un severo juicio sobre el alto costo económico a cargo de la familia, especialmente a nivel universitario; sobre la extensa desigualdad en la calidad de la educación, que reproduce lamentablemente la falta de equidad, en lugar de ser el mejor medio para superar la brecha social; sobre el lucro desmedido que se ha instalado en muchos ámbitos que afectan a la gente, por lo que, además de bancos, isapres y tiendas, la misma educación queda perjudicada a causa de aquellas empresas que desde tiempo han tomado la educación como un campo para hacer negocio.


¡Qué bueno que, junto con las diversas demandas de los grupos movilizados, vayan saliendo una serie de aspiraciones legítimas! ¡Qué lamentable, por otra parte, que no se logre hasta ahora canalizar bien y dar una respuesta satisfactoria a estas aspiraciones! ¿Por qué no se puede todavía reducir las posturas absolutas y la cerrazón ideológica? ¿Por qué cuesta tanto sentarse a dialogar?

Por lo que se refiere a nuestro Liceo tenemos que reconocer lo efectivo que ha sido el papel de liderazgo del Centro de Alumnos que, junto con los presidentes de curso y el prudente acompañamiento de los profesores asesores, ha marcado siempre el norte frente a quienes presionaban por un lado o quienes, por otro, se mantenían en la indiferencia. También hay que reconocer el grado de madurez y de responsabilidad con que se han desarrollado las varias asambleas y reuniones, en las cuales ha habido información transparente respecto a la gestión económica del colegio. Debemos destacar que nuestros alumnos fueron conscientemente críticos y, a la vez, partidarios de soluciones por la vía del diálogo, lo cual demuestra una vez más la calidad de formación que reciben.


Por otra parte, no podemos callar la gran preocupación que hemos vivido, tiempo atrás, en el colegio, producto de las amenazas de toma, algunas a punto de llevarse a cabo. Sin embargo, la mayor preocupación, proviene de determinadas demandas de los petitorios estudiantiles, en las que no es difícil descubrir la pretensión de eliminar la enseñanza particular subvencionada o, por lo menos, limitar su crecimiento.


ACTUAR


Lo primero que les pido a los padres y apoderados es hablar con sus hijos de todas estas temáticas; hacerlo con valor y lucidez; escucharlos y conocer sus opiniones; reiterar la importancia de estar informados; hacerles caer en la cuenta que el tema educativo ha llegado a ser un tema país, que involucra a todos y, en particular, su futuro. Ponderar sus opiniones, poner en descubierto eventuales contradicciones. Hacerles ver cuán poco sirven las posturas absolutas, así como las soluciones superficiales, de maquillaje, que no tocan la raíz de los problemas más graves.

Frente a algunas pretensiones que intentan minar la enseñanza particular subvencionada, pido a los padres que eviten ingenuidades circunstanciales y, por ende, les pido encarecidamente la máxima coherencia.

Las movilizaciones de estos meses han provocado un ausentismo en el colegio que nunca se había dado anteriormente, con una dúplice consecuencia negativa: primero, cursos diezmados que han impedido avanzar con los contenidos; segundo, menor subvención estatal y, por ende, menores ingresos frente a los mismos gastos. Obviamente ello nos llevará a un déficit anual, por lo que nos veremos obligados a reducir gastos en diversos ámbitos y probablemente también la ayuda solidaria. Por lo tanto, en estos meses debemos concentrarnos en finalizar bien el año, cumpliendo con los planes y programas establecidos. Espero que padres e hijos asuman sus responsabilidades educativas y una asistencia regular a clase.


Por último, reiterarles nuestro compromiso de directivos y profesores, que es y será el de “formar - como reza nuestra meta - jóvenes cristianamente inspirados e históricamente ubicados”. Por consiguiente, asegurarles que promoveremos siempre más y mejor aquellas instancias e iniciativas que lleven a formar con mayor pertinencia a alumnos en los valores evangélicos “en medio de una sociedad escandalosamente desigual”, para ayudarles a comprender los desafíos sociales y políticos, y contribuir así a despertar en ellos el interés por la “cosa pública”.

Sin más, les saluda atte.

p. Franco Zago
Rector

jueves, 7 de julio de 2011

VUELTA A LO COTIDIANO

Finalizado el Machitún, el Liceo ha retomado el ritmo académico cotidiano: clases normales sin interrupciones y salas en orden sin el cachureo de la fiesta; recreos sin alboroto ni lienzos flameantes colgando de las barandillas; conversaciones normales sin la concitación de los días de mayo; tampoco gritos de las alianzas; horarios habituales sin permanencia extra para los ensayos…

En cambio, ahora podemos ver a los alumnos concentrados sobre las materias ante las pruebas de nivel; algunos buscan al profesor para resolver las inevitables dudas; otros recurren a los compañeros para aclarar una dificultad; mientras que unos cuantos, seguros de lo estudiado, se van a jugar a la pelota…

Hemos regresado a la normalidad, a la cotidianeidad. Si bien las celebraciones de mayo tienen aspectos significativos para la educación, lo que modela el verdadero perfil de nuestro Liceo es la cotidianeidad.

Efectivamente, la vida de las personas se decide en lo cotidiano. Por lo general, no son los momentos extraordinarios y excepcionales los que marcan más nuestra existencia. Es más bien esa vida ordinaria de todos los días, con las mismas tareas y obligaciones, en contacto con los mismos compañeros/as, con los mismos profesores o colegas, la que nos va configurando. En el fondo, somos lo que somos en la vida cotidiana.

Esa vida no tiene muchas veces nada de excitante. Está hecha de repetición y rutina. Pero es nuestra vida. Somos seres cotidianos. La cotidianeidad es un rasgo esencial de la persona humana.

En esa vida de lo normal y ordinario podemos crecer como personas y podemos también echarnos a perder. En esa vida crece nuestra responsabilidad o aumenta nuestra desidia y abandono; cuidamos nuestra dignidad o nos perdemos en la mediocridad; nos inspiran y alientan los valores profundos o actuamos desde la indiferencia y la apatía; nos dejamos arrastrar por la superficialidad o enraizamos nuestra vida en lo esencial, en lo profundo; se va disolviendo nuestra fe poco a poco, hasta llegar a dejar de rezar, o se va reafirmando nuestra confianza en Dios.

¡La vida cotidiana no es algo que hay que soportar para luego vivir no sé qué! Es en la normalidad de cada día donde se decide nuestra calidad humana y cristiana. Ahí se fortalece la autenticidad de nuestras decisiones; ahí se purifica nuestro amor a las personas; ahí se configura nuestra manera de pensar y de creer. Es en el presente de la cotidianeidad donde cultivamos el futuro que deseamos.

¡Ojalá - me repetía en los días del Machitún - que nuestros jóvenes y niños tuvieran en sus deberes cotidianos tan sólo un porcentaje del empeño, responsabilidad, motivación y compromiso que ponen para competir en sus alianzas. En efecto, pienso que las actitudes de fondo explicitadas en “la tarea Machitún” son las mismas que requiere “la tarea escolar”. Preguntémonos a modo de ejemplo, ¿cuál es la clave para lograr “el objetivo Machitún” o “el objetivo pruebas de nivel”? ¡Se trata de lo mismo! (Obviamente, más allá de otras variables como capacidades naturales, suerte, accidentes…).

Tanto para uno como para otro la clave es saber ORGANIZAR EL TIEMPO.

Prescindiendo de las variables mencionadas, gana el Machitún la alianza que sabe organizarse mejor, planificando los tiempos. Pues lo mismo, el elemento determinante para un productivo estudio es no malgastar tiempo, organizándose bien. Aprender a hacer un plan de trabajo, elaborando una tabla de marcha. Una vez establecidos los tiempos, hay que atenerse al horario con la mayor fidelidad posible. ¿Y cómo no? planificar también un descanso regular, dormir al menos ocho horas por noche. ¡Dormir es tan importante cuanto estudiar!

Tal como lograron el objetivo aquellas alianzas que se exigieron un buen entrenamiento, basado en voluntad, concentración y constancia, lo mismo debe exigirse quien quiere superar las pruebas de nivel.

VOLUNTAD: para empeñarla hace falta resistir a las tentaciones. ¿Las peores? El aburrimiento, la fatiga, el celular, la TV, el computador, Facebook, los amigos que invitan a salir. ¿Qué hacer para resistir a los distractores? 1) No estudiar con el celular y el computador al alcance, pues son una continua tentación. 2) Mejor programar muchas pequeñas fatigas afrontándolas una a una con determinación para llevarlas a cabo en tiempos razonables. 3) Cuando te pongas a estudiar, evita hacer al mismo tiempo otras cosas, como comer, beber, ir y venir de una habitación a la otra. Solamente al final, te permitirás gozar el descanso relajante o la pausa reponedora.

CONCENTRACIÓN: La distracción es un terrible enemigo a combatir. Por lo tanto, hay que potenciar unos recursos: 1) Utilizar varias estrategias como el subrayado, los colores, las notas al margen de un párrafo, la repetición de ejercicios. 2) Alternar sabiamente los momentos de empeño con las pausas de 10 minutos durante los cuales se fija en la memoria lo que se ha estudiado. 3) Ten presente que la concentración mayor se da entre los 20 y los 40 minutos desde el momento en que te pones a estudiar. 4) De vez en cuando hacer unos simples ejercicios de stretching: pararse, extender en alto los brazos, estirar los dedos, doblarse hacia adelante…

CONSTANCIA: Ser constante significa entrenarse un poco cada día para fijar en la mente lo que se aprende. El apretón del último momento, sin programar el estudio y el tiempo, equivale a consumir seis comidas de una sola vez, después de haber ayunado por tres días. Resultado: ¡indigestión sin nutrimento! Estudiar día y noche por horas y horas - ¡poco aconsejable! - puede servir para una sola vez, en vista de una prueba especial. Pero el éxito que deriva de la constancia en la aplicación de la voluntad será la motivación para seguir con el mismo training hacia el éxito.

Padre Franco Zago
Rector

Artículo de el "Murialdino" de Junio, Nº 69

¡NO TENGAN MIEDO!

En este número de mayo quiero continuar con el tema de los abusos de poder y de los abusos sexuales contra menores, especialmente aquellos cometidos por clérigos y personas consagradas y lo hago, esta vez, desde otra perspectiva: desde las acusaciones que se hacen a la Iglesia.

En primer lugar, conviene aclarar un lugar común, que constituye un error frecuente en la mentalidad de la gente: cuando se habla de Iglesia, normalmente uno piensa en el clero y en las monjas. Sin embargo, son Iglesia todas las personas bautizadas y no sólo curas, monjas, obispos y papa. El último Concilio y el Catecismo utilizan también otro apelativo para referirse a la Iglesia, apelativo que pone en evidencia el error: Pueblo de Dios. Al Pueblo de Dios, Iglesia, entonces pertenecemos todos y no sólo el clero.

Aclarado esto, podemos volver a formular la pregunta: ¿de qué se le acusa a la “jerarquía” de la Iglesia Católica? Fundamentalmente se le acusa de encubrimiento, omisión, negligencia o lentitud en tomar medidas eficaces para castigar y, por ende, prevenir los delitos de abuso de poder y de abuso sexual cometidos por algún ministro o persona consagrada. El mismo Papa ha admitido que muchos delitos graves fueron encubiertos o minimizados en el pasado por los superiores de la Iglesia y de sus Instituciones. En otros casos se han dado respuestas insuficientes, débiles, con poca atención para la víctima, no claramente posicionadas a favor de las víctimas, que sufren. Y todo ello, principalmente por cuidar más la imagen exterior y por no sembrar escándalos entre la gente sencilla. En ocasiones, la preocupación por analizar a fondo las acusaciones ha hecho demorar demasiado la resolución de los casos.

Por otra parte - ¡también esto hay que decirlo! - no pocas veces los sacerdotes y los consagrados son víctimas de calumnias relacionadas con la conducta sexual. Estadísticamente es la calumnia más frecuente que se ha dado contra quien representa de alguna manera a la Iglesia y que, de repente, se han acarreado hostilidades por su accionar. Ello explica, pero no justifica, una cierta lentitud - tildada de prudencia - de parte de los superiores ante acusaciones de este tipo.

De todos modos, hay que admitir que en el pasado se tomaron medidas que, con la sensibilidad actual, se revelan no acertadas o equivocadas: tener ocultos los casos por miedo a los escándalos, tratando de resolver los problemas en secreto; no dar crédito en seguida a las acusaciones; abordar a las víctimas con paternalismo, pero faltos de realismo… Otras veces se buscó un compromiso entre la necesidad de proteger a las víctimas del público - por respeto a su intimidad - y de tener bajo control los inevitables daños sobre la Iglesia.

Bastante ingenuidad ha habido, cuando se pensó que bastaría un traslado de parroquia o un cambio de diócesis o de país. Algunos superiores eclesiásticos estaban convencidos de que “más puede la gracia de Dios que la desviación pecaminosa”. Por eso se derivaban a los culpables a psicoterapias por breves períodos, subestimando la gravedad de estas desviaciones y creyendo en los buenos propósitos del victimario, en sus promesas de corregirse.

¿Qué consecuencias hay para la Iglesia, Pueblo de Dios?

Obviamente todo ello ha causado crisis en la Iglesia, principalmente crisis de confianza, de credibilidad y de liderazgo. Quizás no tanto en aquellos fieles laicos que son más cercanos y conocedores de la labor de la mayoría de los sacerdotes.

Una lección queda clara para la Iglesia y que el Papa ya anunció ya el año pasado: cambiar los métodos de abordar los casos. Ahora la ropa sucia se lava y se tiende al sol, y no más en casa. Desde luego que este vendaval que sacude a la Iglesia y que la hace sufrir, es una gran oportunidad para su purificación y para que sea más humilde y valiente. Y vale para todos sus miembros. ¡Entonces, al fin y al cabo, es bueno que salga a la luz este cáncer!

Por eso, a pocos días de la beatificación de Juan Pablo II - con quien he tenido la dicha de estar en cinco ocasiones - quiero terminar con una de sus frases más emblemáticas: «¡No tengan miedo!». ‘No tengan miedo de esta crisis’, podríamos oír hoy desde el cielo del Beato Juan Pablo II para nuestra Iglesia de Chile. «Estamos en las manos de Dios, en las mejores manos», nos repite todavía hoy San Leonardo Murialdo en el mes a él dedicado en nuestro Liceo. “No tengan miedo de ser cristianos, de vivir como tales, de exhibirse como cristianos”, nos ha recordado Benedicto XVI en la homilía de la beatificación.

Padre Franco Zago
Rector

Artículo publicado en "Murialdino" del mes de mayo, Nº 68

EN CUALQUIER REBAÑO PUEDE ESCONDERSE UN LOBO

Estimada Comunidad Murialdina:

En este “Murialdino” quiero abordar un tema muy hablado últimamente, tanto en los medios de comunicación como entre la gente de la calle: los abusos sexuales contra menores cometidos por personas consagradas. Por cuan delicado pueda ser el argumento, pienso que no debe ser impedimento para que se trate en esta página o se hable en clase o en casa, sobre todo cuando los hijos preguntan. Eso sí, siempre con la verdad y delicadeza necesarias, y acorde con la edad.

Son varios los apoderados que me han pedido orientaciones sobre esto y, en mi limitado tiempo, he podido conversar con ellos personalmente o en grupo. Con los profesores ya tratamos el tema dos veces. Proyectamos también abordar algo en las salas de clase, especialmente con los más grandes.

Uno quisiera decir muchas cosas aquí, porque la temática tiene muchos aspectos y matices; pero debo limitarme a este espacio, esperando ceñirme a lo más relevante. No descarto la posibilidad de hablar en otros foros o en los próximos Murialdinos.

En primer lugar, hay que afirmar rotundamente que quienes cometen estos delitos no pueden ser consideradas personas consagradas, ministros de Dios, porque a quien han traicionado primeramente es a Dios, y luego a su Iglesia con todos sus miembros, desde el Papa hasta el último bautizado. Por lo tanto, son ellos mismos que se colocan fuera de la Iglesia, aunque hipócritamente sigan ejerciendo funciones. Escudándose detrás de la religión, han causado daños gravísimos a menores que habían depositado su confianza en ellos. Sus actos son pecados y son crímenes a la vez. En cuanto pecados, si ellos se arrepienten de verdad, Dios los va a perdonar. En cuanto crímenes deben ser condenados tanto por las autoridades eclesiásticas según el derecho canónico, como por la sociedad civil mediante los tribunales. Jesús nos llama a perdonar, pero la naturaleza humana demanda reparación pública; y ésta no se da más que en los juzgados. Y es justo que sea así. ¡Al fin y al cabo la naturaleza humana es creatura de Dios! En estos días todo el mundo reclama justicia, que debe hacerse con toda verdad y transparencia.

Dependiendo de la edad, los menores, nuestros alumnos, han de llegar a comprender lo que acabo de escribir; por su propio intelecto o con la ayuda de adultos (padres, educadores, etc.). Es necesario también ampliar su visión, haciéndoles ver que en cualquier lugar hay gente buena y mala alrededor nuestro. Lobos con piel de oveja pueden estar presentes en todas las instituciones, incluso las más confiables. Por eso, sin perder la confianza en las instituciones, ellos han de formarse criterios prácticos de discernimiento.

Pero, ¿cómo distinguir buenos y malos? ¡No algo es fácil! Lo primero, recurrir a medidas de sentido común. ¡Pero, el sentido común no es siempre tan común! Por otra parte, los casos conocidos revelan que la mayoría de los abusos está en manos de alguien que se ha ganado la confianza del menor. Es oportuno, entonces, enseñar a los niños a reconocer aquellos gestos, actitudes, “astucias y mañas” de acercamiento que son precursoras de abusos. Cuando estaba en USA, un investigador me decía que muchos abusadores empiezan por aislar a un menor, dándole una atención indebida o haciéndoles regalos. Otros le hacían participar en actividades que sus padres jamás aprobarían, como ver imágenes no apropiadas a la edad (pornografía, incluso), tomar alcohol… Desde luego hay que preparar a los menores, advirtiéndoles que hay personas que podrían presentarse con piel de oveja, siendo en realidad lobos depredadores. Hay que alertarlos sobre quien de repente comienza a tener contacto excesivo con ellos, como luchas, cosquillas o cosas parecidas; sobre quien, bajo cualquier excusa, quiere estar a solas con ellos, aunque sean muy amigos. Una mirada particular debemos tener para con los menores que han sufrido algún desgarro emocional, como la separación de los padres, la muerte de un familiar y que, por ende, están más necesitados de cariño, pues son más vulnerables y blanco de posibles depredadores (incluso blanco de bullying entre compañeros).

Estamos en el año de la prevención: “prevenir es amar”. Amémoslos, también dedicando tiempo a la prevención, pasando ratos conversando con ellos.

Padre Franco Zago
Rector

Artículo publicado en "Murialdino" de Abril, Nº 67

miércoles, 6 de julio de 2011

Estimada Comunidad Murialdina


En la presentación de la agenda escolar, además del habitual saludo a la comunidad educativa y de la bienvenida a los alumnos y apoderados nuevos, se suele anunciar el lema que nos regirá como un faro que ilumina la ruta por donde hemos de bregar para evitar los escollos de las decepciones y conseguir los logros esperados en nuestro trabajo educativo.

Este año hemos elegido uno que retoma en el subrayado la tradición educativa de la congregación: "En la familia y en la escuela, prevenir es amar". El método preventivo, común en las congregaciones que se dedican a la educación, fue divulgado por Don Bosco, quien lo definió de una manera escueta y, al mismo tiempo, representativa de su época. "El sistema preventivo, que se opone al represivo, consiste en poner a los alumnos en la imposibilidad de cometer faltas". San Leonardo Murialdo colaboró con Don Bosco en su juventud y, por ende, promovió el mismo "sistema" en las obras josefinas, lo explicó con un aforismo más contundente: "Abrir una escuela es cerrar diez cárceles". Se trata, en definitiva, de anticiparse a las situaciones en modo que, en lugar de recurrir a las sanciones, se establezca una estrategia que hace imposible que ocurran faltas y que los jóvenes se pierdan; construir un entorno donde el alumno se vea capaz de ser y dar lo mejor en sí. En 1878 Murialdo ante sus colaboradores perfila las características de la prevención como presencia cotidiana, asidua y vigilante en medio de los alumnos, marcada por el compartir, la alegría, la transparencia, la fidelidad y, sobre todo, la amabilidad; refiriéndose a los artesanitos, escribía estas notas: "En el colegio hay apertura (transparencia). No se esconde nada. El encubrimiento es la fuente de todos los males. Los muchachos se pueden acercar a los superiores (educadores). No hay caras tristes. Para hacer el bien a los jóvenes es necesario: 1º los medios de la religión. 2º Familiaridad en los recreos. 3º Trabajar junto con los muchachos"

Podríamos extendernos en citas e informaciones sobre el sistema preventivo, lo cual no corresponde a esta página; me limito, por tanto, a presentar una introducción que profundizaremos durante el año.

La misma prevención en la educación, tanto en la familia como en la escuela, proviene a mi juicio, del testimonio de los adultos, que han de dar el buen ejemplo de "respetar todas las reglas", con alto sentido ético y moral, sin recurrir a fáciles justificativos. Cuando un adulto o un alumno de los cursos superiores infringe "las reglas", presenta "falsificativos", no da la justa importancia a las normas, o no es capaz de reconocer las infracciones cometidas o busca fáciles escusas, induce a los menores a hacer lo mismo.

Por consiguiente, hace falta una buena inyección del sentido de responsabilidad y, por sobre todo, de autoridad, porque no existe ningún proyecto educativo, familiar o escolar, sin reglas que "rayen la cancha" y sin la autoridad necesaria para conjugarlas. En presencia del permisivismo o de sanciones que no se aplican o de ablandamiento de las mismas, surge la química del cerebro del niño y del joven el gusto por la infracción, por empujar más allá los límites puestos, por experimentar y probar lo ilícito y lo ilegal... En la práctica, sin un justo temor, no existe prevención ni, desde luego, verdadero amor.

Todo proyecto de crecimiento y maduración implica fatiga, dolor y pequeñas conquistas como fruto del propio esfuerzo. Por el contrario, hoy en día, especialmente a los adolescentes les llegan mensajes ilusorios que tratan de anestesiar sus vidas. De ahí proviene su fuerte sentido de omnipotencia, acompañado a veces por la irresponsabilidad. Prevención, entonces, es comprender que no se puede eliminar la fatiga, el sufrimiento, la renuncia, el privarse de algo, el saber decir NO a tiempo, y esto, tanto en casa como en la escuela, y a cualquier edad.

Por todo ello es importante tomar decididamente nuestro andar desde la comunicación emotiva y desde los lazos afectivos para dar el justo enfoque a la prevención. Porque prevenir es, al fin y al cabo, una expresión de amor.

P. Franco Zago
Rector

Artículo publicado en "Murialdino" del mes de marzo, Nº 66