jueves, 28 de noviembre de 2013

Año de la Fe


AÑO DE LA FE

En la portada de la agenda escolar hemos puesto una composición de fotos de la  peregrinación al Santuario de la Inmaculada, realizada el 30 de noviembre pasado,  cuando subimos al Cerro San Cristóbal más de mil seiscientas personas entre alumnos  profesores y apoderados del Liceo.

Al final del recorrido, ya en la cumbre, nos hicieron pasar a todos a través de esa hermosa puerta reproducida en la portada, antes de ubicarnos en las gradas  del santuario al aire libre para celebrar la conclusión del mes de María. Con ese  gesto habíamos cruzado simbólicamente el umbral de la "Puerta de la fe",  respondiendo así al llamado del Papa que ha convocado a todos los católicos a vivir el "Año de la fe" (octubre 2012 - noviembre 2013). 
Esa bonita puerta, construida por el personal del colegio, igual que la  puerta de la fe, está siempre abierta para indicar que podemos cruzarla en cualquier  momento o etapa de nuestras vidas. Desde la etapa de la niñez cuando teníamos una fe mágica y recurríamos a Dios ante cualquier necesidad para que nos resolviese  cualquier problema, pasando por la etapa de la juventud cuando lo cuestionábamos  todo y la fe se tambaleaba en medio de las crisis adolescentes, hasta una etapa  adulta, cuando hemos profundizado en la experiencia espiritual y nos hemos  encontrado con la persona y la divinidad de Jesucristo, como quien descubre, en un encuentro especial, al mejor amigo de su vida. Son muchos los momentos en que podemos cruzar ese umbral: "atravesar esa puerta- dice el Papa - supone  emprender un camino que dura toda la vida".

Pero, ¿qué es la fe? Cuando hablamos de fe verdadera no estamos diciendo  que creemos en Dios, que practicamos una determinada religión o que simplemente  somos católicos. Lamentablemente esta es la respuesta o la idea que muchos tienen.  La fe auténtica es la de quien vuelve a tener, una y otra vez, encuentros con Dios  que habla a través de su Palabra y de los acontecimientos de la vida, revelando su  verdadero rostro. Se trata siempre de un encuentro que nos abre los ojos, que nos  hace descubrir cada vez algo nuevo; por eso mismo quien tiene esa fe -aunque  siempre necesitada de la ayuda del Señor - es consciente de que su propia vida  carece de sentido si no tiene una relación intensa y permanente con Él. 
En este contexto del "año de la fe" hemos elegido el lema que nos  acompañará durante el año: «Fe, don recibido para ser compartido». 

La fe no es fruto de una propia conquista, ni de un aprendizaje personal,  sino es esencialmente un don de Dios, que hemos recibido a través de otros,  normalmente en nuestro hogar, de nuestros familiares; así como hemos recibido  la vida y tantos otros dones gratuitos en el seno de nuestra familia. Pero este don  no podemos tenerlo sólo para nosotros, no es exclusivo para un aprovechamiento  personal, tampoco es algo totalmente inmerso y relegado en la intimidad de la  propia conciencia... este tipo de don subsiste y se fortalece si lo compartimos. 

San Alberto Hurtado se preguntaba si Chile era verdaderamente un país  católico y con ello suscitaba un debate nacional. También en nuestro Liceo este año queremos suscitar no tanto un debate, sino una reflexión personal y colectiva en  la Comunidad Educativa sobre cómo vivimos nuestra fe, la que abiertamente  profesamos cuando decimos que somos católicos. Podríamos empezar por una  pregunta: ¿qué elección puedo y podemos hacer para hacer crecer nuestra fe?


p. Franco, marzo  de 2013