EL AÑO DE LA FE
.......El
Papa Benedicto XVI ha convocado un tiempo especial, llamado Año de la fe, que se iniciará el 11 de
octubre próximo y terminará el 24 de noviembre de 2013, último domingo de
noviembre.
.......Por
otra parte, nuestros Obispos chilenos han querido anticipar de algunos días esa
fecha de comienzo, adelantándola al 30 de octubre, es decir el día en que se
honra a Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Chile.
.......Según
se lee en el documento del Papa, que tiene por título “La puerta de la fe”, las
fechas indicadas no son arbitrarias, sino, por el contrario, tienen un
significado histórico muy importante para la Iglesia de nuestro tiempo.
Coinciden, en efecto, con dos conmemoraciones fundamentales: la apertura del Concilio Vaticano II, de la que se
cumplen cincuenta años, y la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, de la que celebramos los
veinte años de su publicación.
.......Para
nosotros, los católicos, este llamado es importante, no sólo porque viene
solicitado por el Papa, sino por el objetivo mismo por el cual se convoca:
tener un año especial para reavivar y celebrar nuestra fe y así poder
testimoniarla con mayor decisión. En esta época de profundos cambios nos hace
falta una fe más decidida que se haga pública y no relegada solamente en la
intimidad de la propia conciencia.
.......Las
verdades de la fe no son verdades ‘empíricas’, es decir, científicamente
demostrables por medio de experimentos, como se procede en ciencias; ni son
verdades que se imponen a nuestra inteligencia, como verdades deductivas o como
evidencias racionales, es decir, como si fueran proposiciones matemáticas. No
por eso no son verdades para nuestra inteligencia. Antes bien, estas verdades
tienen una dimensión más profunda, porque son las que dan sentido a nuestras
vidas…
.......Sin
embargo, la verdad de Dios, las verdades reveladas por Jesús, no se imponen a
la conciencia de uno. Dios no podía retirarnos el don que nos hizo de la
libertad para imponer a nuestra inteligencia o a nuestro corazón las “verdades
divinas”. ¡Él nos hizo libres, libres incluso para renegarlo!
.......Precisamente
por eso la fe se hace creíble a la mente y al corazón de manera contemporánea;
no sólo a la mente, y no sólo al corazón, sino a los dos a la vez. Y
precisamente porque somos seres libres, nosotros tenemos la facultad de abrir o
cerrar la puerta de la fe. Nosotros tenemos la llave para hacer pasar por el
umbral de la fe al mismo Dios. Abrir la puerta de la fe es, en definitiva,
abrir la puerta a Jesucristo.
.......Toda
esta reflexión nos lleva a una clara conclusión: el único modo para hacer
creíble la fe, a diferencia de las verdades empíricas o racionales, es a través
del testimonio. Nadie cree en Dios porque se ha puesto a estudiar teología.
Hemos llegado a la fe por el testimonio de determinadas personas que han
expresado su fe cerca de nosotros con su propia vida.
.......Por otra parte, la fe contagiada por el testimonio es algo que se va
aprendiendo y madurando según las edades y las circunstancias de la vida. Se
vuelve necesario, por lo tanto, buscar las condiciones y las ocasiones para
profundizar en la vida de fe. Y una de las mejores es participar a misas los
domingos (o los sábados por la tarde) con la comunidad a la que pertenecemos.