jueves, 3 de enero de 2013

El año de la Fe


EL AÑO DE LA FE

.......El Papa Benedicto XVI ha convocado un tiempo especial, llamado Año de la fe, que se iniciará el 11 de octubre próximo y terminará el 24 de noviembre de 2013, último domingo de noviembre.

.......Por otra parte, nuestros Obispos chilenos han querido anticipar de algunos días esa fecha de comienzo, adelantándola al 30 de octubre, es decir el día en que se honra a Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Chile.

.......Según se lee en el documento del Papa, que tiene por título “La puerta de la fe”, las fechas indicadas no son arbitrarias, sino, por el contrario, tienen un significado histórico muy importante para la Iglesia de nuestro tiempo. Coinciden, en efecto, con dos conmemoraciones fundamentales: la apertura del Concilio Vaticano II, de la que se cumplen cincuenta años, y la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, de la que celebramos los veinte años de su publicación.

.......Para nosotros, los católicos, este llamado es importante, no sólo porque viene solicitado por el Papa, sino por el objetivo mismo por el cual se convoca: tener un año especial para reavivar y celebrar nuestra fe y así poder testimoniarla con mayor decisión. En esta época de profundos cambios nos hace falta una fe más decidida que se haga pública y no relegada solamente en la intimidad de la propia conciencia.

.......Las verdades de la fe no son verdades ‘empíricas’, es decir, científicamente demostrables por medio de experimentos, como se procede en ciencias; ni son verdades que se imponen a nuestra inteligencia, como verdades deductivas o como evidencias racionales, es decir, como si fueran proposiciones matemáticas. No por eso no son verdades para nuestra inteligencia. Antes bien, estas verdades tienen una dimensión más profunda, porque son las que dan sentido a nuestras vidas…

 .......Sin embargo, la verdad de Dios, las verdades reveladas por Jesús, no se imponen a la conciencia de uno. Dios no podía retirarnos el don que nos hizo de la libertad para imponer a nuestra inteligencia o a nuestro corazón las “verdades divinas”. ¡Él nos hizo libres, libres incluso para renegarlo!

.......Precisamente por eso la fe se hace creíble a la mente y al corazón de manera contemporánea; no sólo a la mente, y no sólo al corazón, sino a los dos a la vez. Y precisamente porque somos seres libres, nosotros tenemos la facultad de abrir o cerrar la puerta de la fe. Nosotros tenemos la llave para hacer pasar por el umbral de la fe al mismo Dios. Abrir la puerta de la fe es, en definitiva, abrir la puerta a Jesucristo.

.......Toda esta reflexión nos lleva a una clara conclusión: el único modo para hacer creíble la fe, a diferencia de las verdades empíricas o racionales, es a través del testimonio. Nadie cree en Dios porque se ha puesto a estudiar teología. Hemos llegado a la fe por el testimonio de determinadas personas que han expresado su fe cerca de nosotros con su propia vida.

.......Por otra parte, la fe contagiada por el testimonio es algo que se va aprendiendo y madurando según las edades y las circunstancias de la vida. Se vuelve necesario, por lo tanto, buscar las condiciones y las ocasiones para profundizar en la vida de fe. Y una de las mejores es participar a misas los domingos (o los sábados por la tarde) con la comunidad a la que pertenecemos.

Padre Franco, octubre  de 2012