Estimados Padres y Apoderados:
Junto con saludarlos, quiero compartir con ustedes unas reflexiones sobre lo que estamos viviendo en educación; y por mayor claridad voy a recurrir a un esquema clásico: ver, juzgar y actuar.
VER
Estamos viendo y algunos también sufriendo: estudiantes movilizados por demandas de educación de calidad y equidad, manifestaciones masivas con presencia incluso de adultos y familias, actitudes sorprendentemente cívicas, expresiones creativas; pero también escuelas y universidades tomadas, destrozos en las instalaciones, ausentismo de clase, disturbios callejeros, violencia, robos y saqueos…
De igual forma en nuestro colegio hemos visto: asambleas de ciclos bien coordinadas, debates críticos y respetuosos entre los alumnos, participación responsable a las marchas, integración solidaria de alumnos de colegios en toma; pero también aumento considerable de inasistencia a clase y profesores que no podían avanzar con el programa por tener salas de clases diezmadas.
JUZGAR
El malestar relacionado con la educación, que brotó de manera virulenta hace cinco meses, ha generado posiciones encontradas. Pero no podemos soslayar un severo juicio sobre el alto costo económico a cargo de la familia, especialmente a nivel universitario; sobre la extensa desigualdad en la calidad de la educación, que reproduce lamentablemente la falta de equidad, en lugar de ser el mejor medio para superar la brecha social; sobre el lucro desmedido que se ha instalado en muchos ámbitos que afectan a la gente, por lo que, además de bancos, isapres y tiendas, la misma educación queda perjudicada a causa de aquellas empresas que desde tiempo han tomado la educación como un campo para hacer negocio.
¡Qué bueno que, junto con las diversas demandas de los grupos movilizados, vayan saliendo una serie de aspiraciones legítimas! ¡Qué lamentable, por otra parte, que no se logre hasta ahora canalizar bien y dar una respuesta satisfactoria a estas aspiraciones! ¿Por qué no se puede todavía reducir las posturas absolutas y la cerrazón ideológica? ¿Por qué cuesta tanto sentarse a dialogar?
Por lo que se refiere a nuestro Liceo tenemos que reconocer lo efectivo que ha sido el papel de liderazgo del Centro de Alumnos que, junto con los presidentes de curso y el prudente acompañamiento de los profesores asesores, ha marcado siempre el norte frente a quienes presionaban por un lado o quienes, por otro, se mantenían en la indiferencia. También hay que reconocer el grado de madurez y de responsabilidad con que se han desarrollado las varias asambleas y reuniones, en las cuales ha habido información transparente respecto a la gestión económica del colegio. Debemos destacar que nuestros alumnos fueron conscientemente críticos y, a la vez, partidarios de soluciones por la vía del diálogo, lo cual demuestra una vez más la calidad de formación que reciben.
Por otra parte, no podemos callar la gran preocupación que hemos vivido, tiempo atrás, en el colegio, producto de las amenazas de toma, algunas a punto de llevarse a cabo. Sin embargo, la mayor preocupación, proviene de determinadas demandas de los petitorios estudiantiles, en las que no es difícil descubrir la pretensión de eliminar la enseñanza particular subvencionada o, por lo menos, limitar su crecimiento.
ACTUAR
Lo primero que les pido a los padres y apoderados es hablar con sus hijos de todas estas temáticas; hacerlo con valor y lucidez; escucharlos y conocer sus opiniones; reiterar la importancia de estar informados; hacerles caer en la cuenta que el tema educativo ha llegado a ser un tema país, que involucra a todos y, en particular, su futuro. Ponderar sus opiniones, poner en descubierto eventuales contradicciones. Hacerles ver cuán poco sirven las posturas absolutas, así como las soluciones superficiales, de maquillaje, que no tocan la raíz de los problemas más graves.
Frente a algunas pretensiones que intentan minar la enseñanza particular subvencionada, pido a los padres que eviten ingenuidades circunstanciales y, por ende, les pido encarecidamente la máxima coherencia.
Las movilizaciones de estos meses han provocado un ausentismo en el colegio que nunca se había dado anteriormente, con una dúplice consecuencia negativa: primero, cursos diezmados que han impedido avanzar con los contenidos; segundo, menor subvención estatal y, por ende, menores ingresos frente a los mismos gastos. Obviamente ello nos llevará a un déficit anual, por lo que nos veremos obligados a reducir gastos en diversos ámbitos y probablemente también la ayuda solidaria. Por lo tanto, en estos meses debemos concentrarnos en finalizar bien el año, cumpliendo con los planes y programas establecidos. Espero que padres e hijos asuman sus responsabilidades educativas y una asistencia regular a clase.
Por último, reiterarles nuestro compromiso de directivos y profesores, que es y será el de “formar - como reza nuestra meta - jóvenes cristianamente inspirados e históricamente ubicados”. Por consiguiente, asegurarles que promoveremos siempre más y mejor aquellas instancias e iniciativas que lleven a formar con mayor pertinencia a alumnos en los valores evangélicos “en medio de una sociedad escandalosamente desigual”, para ayudarles a comprender los desafíos sociales y políticos, y contribuir así a despertar en ellos el interés por la “cosa pública”.
Sin más, les saluda atte.
p. Franco Zago
Rector